Leslie dice que tal vez Tyler llegara demasiado lejos.
Con voz alta y clara Tyler explica cómo se matan ballenas para destilar un perfume que cuesta al peso más que una onza de oro. La mayoría de la gente no ha visto nunca una ballena. Leslie tiene dos críos en un apartamento junto a la autopista, y la anfitriona tiene en su cuarto de baño invertidos más dólares en frascos de perfume de los que conseguiríamos ganar en un año.
Albert vuelve de ayudar al anfitrión y marca el número 911. Albert cubre el auricular del teléfono con la mano y le dice a Tyler que no debería haber dejado esa nota.
—Pues coméntaselo al administrador —dice Tyler—. Haz que me despidan. Me importa un bledo este trabajo de mierda.
Todos se miran los pies.
—Lo mejor que nos podría ocurrir —dice Tyler— es que nos despidieran. De esa forma dejaríamos de intentar ir tirando y haríamos algo de provecho en nuestra vida.